¿Qué es “Arte para Reconstruir”?

Este proyecto es la apuesta por la reconciliación de la Fundación Prolongar®. A través de este modelo, no solo hemos conectado a tres poblaciones consideradas adversarias en las lógicas de la guerra —civiles, veteranos de la Fuerza Pública y personas en proceso de reintegración—, sino que también hemos logrado movilizar a la ciudadanía con la exposición museográfica Encuentros Improbables.

En su primera fase, el proyecto se llevó a cabo en Medellín entre septiembre de 2018 y septiembre de 2019, contando con la participación de 54 personas de los grupos en conflicto y más de 600 visitantes de la exposición. Actualmente, nos encontramos implementando la segunda fase del modelo que se implementará hasta abril de 2021. En esta segunda fase buscamos escalar el proyecto, llegando a otro grupo de 60 personas en conflicto provenientes del Área Metropolitana del Valle de Aburrá y transfiriendo la metodología a instituciones del nivel local, regional y nacional.

¿Por qué “Arte para Reconstruir”
Fue el único proyecto ganador de Colombia de la convocatoria del Fondo Global de Reconciliación de USAID en el 2018?

Modelo sistémico de reconciliación

Transformaciones a nivel personal y comunitario.

Modelo basado en evidencia

Unión de arte y ciencias del comportamiento a través de medición.

Exposición

Incluye un museo itinerante que prolonga su impacto en el tiempo y en diferentes territorios.

InTERVENCIÓN ARTÍSTICA VIRTUAL ARTE PARA RECONSTRUIR, II FASE.

Durante un año y medio, un grupo de sobrevivientes civiles, veteranos retirados de la Fuerza Pública y personas en proceso de reintegración pasaron de ser antagonistas en el marco de la guerra a prepararse para entenderse y reconstruirse. 

Como testimonio de su transformación y a pesar del aislamiento causado por la pandemia, las personas participantes lograron esta creación en conjunto, a través de mensajes de voz, video-llamadas, teléfonos celulares, computadores, encuentros cercanos desde el encierro y la lejanía.

Historias de Vida

G l o r i aAutora: Julia Serrano
“Se puede volver a empezar” dice Gloria, tras perder el movimiento de sus piernas debido a una bala perdida durante los enfrentamientos entre la Fuerza Pública y las milicias urbanas en la Comuna 13 de Medellín.

La Comuna 13 de Medellín es famosa por haber sido el escenario de conflictos recurrentes entre milicias urbanas de la guerrilla, Fuerza Pública y paramilitares, además de la controversial Operación Orión. En ese tiempo, las frecuentes balaceras casi no dejaban que los niños fueran a estudiar, y se respiraba violencia en cada rincón.

Ahí vivía Gloria en 2002, donde la alcanzó la bala perdida durante uno de los enfrentamientos mientras caminaba por sus calles. Días antes del suceso, Gloria comenzó a sentirse triste, inquieta, con deseos de cambiar su vida. Y ese día su desazón fue más intenso, como un instinto premonitorio de algo que aún no podía entender.

Después de ganar la batalla por su vida y su salud, Gloria tuvo que aprender a vivir en el mundo sin caminar, y sus hijos, a tener una madre en silla de ruedas; toda la familia tuvo que adaptarse a la nueva condición en un contexto poco o nada preparado para atender personas con discapacidad. De repente se vio obligada a desarrollar nuevas habilidades: aprender a montarse y desmontarse de la silla, utilizar el transporte público de otra manera y arriesgarse compitiendo con los carros por un espacio en las calles. Se vio de cara con las barreras físicas, sociales, políticas y psicológicas que enfrentan personas como ella: la discriminación, los estereotipos, la incapacidad para participar en ciertas actividades y la disminución de oportunidades laborales.

Fueron meses de dolor e impotencia para ella y su familia, pero el día de su cumpleaños (más de un año después del accidente), Gloria cuenta que al despertar en su casa recibió la visita de tres ángeles y la certeza de estar acompañada por ellos en este sendero desconocido. Con ayuda de una guía espiritual, esta mujer logró levantar la mirada y recibir el mensaje de un Dios que brillaría a través de ella. Fue entonces cuando decidió validar el bachillerato, estudiar patronaje y se transformó en líder comunal. 

A través de los talleres con Prolongar, las heridas externas e internas han seguido sanando, al igual que su relación consigo misma y con la sociedad. Ha vuelto a contar su historia y comprender que hacerlo significa apoyar a otras personas que han pasado por situaciones similares. Esto la ha llevado a redescubrirse, a darse valor, a estar también para quienes la necesitan y retomar el ánimo de vivir. Hoy la invade la necesidad de ir más allá en la reconciliación, de seguir perdonando y restaurar los corazones de sus hijos, afectados por todo lo que sucedió.

“¡Soy una soñadora!”, concluye cuando habla de sus planes de graduarse de patronista e irse a vivir al campo para montar un taller en casa, y ¿por qué no?, volver a caminar. Aquel instinto premonitorio no la salvó de la bala, pero quizás presentía que la vida le iba a cambiar para encontrar un nuevo sentido. Tal vez, en el fondo, sabía que esas cicatrices más adelante se convertirían en el oro que la haría brillar.

G o y m e r
Autora: Julia Serrano

Un buscador de justicia cuyas decisiones lo llevaron a campos minados que pusieron en riesgo su vida y su integridad.

A Goymer lo mueve una necesidad de exigir que sus derechos y los de las personas menos favorecidas sean respetados y protegidos. Este impulso ha marcado su vida, pero sus acciones no siempre lo han llevado a los mejores caminos, por el contrario, ha terminado en situaciones que lo perjudican a él y a otras personas. Cuando cuenta su historia, Goymer nos da a entender que una variedad de acontecimientos en un contexto desfavorable y la escasez de otros caminos, lo llevaron a tomar decisiones equivocadas que finalmente que desembocaron en su participación en las autodefensas. La falta de oportunidades laborales, de seguridad, y sus propios vacíos y conflictos internos, fueron suficientes para vincularse con actividades ilícitas.

Faltando poco para que la vida de estos grupos diera un vuelco con el acuerdo de Santafé de Ralito, la vida de Goymer cambió radicalmente al ser alcanzado por una mina antipersonal. A pesar de ser la desafortunada víctima de este atentado tardío, agradece a Dios por estar vivo, además de haberse salvado también de otra amenaza de muerte cuando lo acusaron de traidor y delator mientras estuvo en el hospital.

Después de la desmovilización, trabajó como líder comunitario pidiendo mejores condiciones de transporte para personas en condición de discapacidad y se rehusó a apoyar la instalación de peajes en las carreteras de su región. A raíz de las protestas, Goymer fue amenazado y tuvo que huir súbitamente del Urabá dejando todo para ir a Medellín y comenzar de cero una vez más.

Hoy vive con sus tres hijos y su nieto. Lo que más le gusta es dedicarse a la jardinería y está haciendo un esfuerzo por encontrar para sí mismo una manera de florecer en la vida civil a pesar de su discapacidad. Está intentando conseguir un buen trabajo que le permita mejorar su situación económica, sostenerse y apoyar a su familia; pero cada día debe enfrentarse al obstáculo de ser aceptado por una sociedad herida que difícilmente entiende la complejidad de las responsabilidades individuales y colectivas teniendo en cuenta las cadenas de mando de las estructuras armadas. Lo que es cierto es que casi nunca se conoce la historia personal de los integrantes, y generalmente pocos la quieren conocer; muchas veces ni siquiera sus propios familiares.

Gracias a su participación en los talleres de Prolongar, Goymer ha logrado enfocar la mente en cosas buenas, mantener los pensamientos negativos alejados e incluso retomar la lectura. Ha sido otro paso para comprender y asumir la responsabilidad de sus decisiones y así continuar con su crecimiento espiritual. La práctica del Kintsugi le ayudó a identificar su fuerza interior, a aceptar sus cicatrices externas que son tan evidentes y las internas que aún están en proceso de sanación.

C l a u d i a   ( A n ó n i m a )
Autora: Julia Serrano

El desafío de tener una vida “normal” dentro del marco de la ley para una mujer que fue reclutada a los siete años.

Claudia no quiere divulgar su verdadero nombre ni su historia públicamente, porque a pesar de estar en la legalidad, de haber dejado las armas y de tener un fuerte compromiso para construir una nueva vida, sigue sintiéndose amenazada y juzgada por su pasado como guerrillera. Un pasado que ella ni siquiera escogió pues fue reclutada por la guerrilla en Antioquia cuando tenía cerca de 7 años para sumarse al ejército revolucionario.

Claudia representa una realidad que viven miles de jóvenes en Colombia. Con una historia de más de 5 décadas de guerra, contamos con uno de los índices más altos de reclutamiento infantil: desde 1960 hasta 2016 se registraron 16.879 casos.*

¿Por qué los niños, niñas y adolescentes? ¿Qué tienen ellos que ver con la guerra? Por un lado, están los contexto socio económico y familiar en los que estos jóvenes viven, generalmente en situación de pobreza, sin acceso a una buena educación y expuestos a situaciones de vulnerabilidad y violencia en las que no hay condiciones para protegerlos. Y por otro lado, aparecen en este contexto los grupos armados fuera de la ley, que buscan a toda costa reforzar sus ejércitos, aprovechándose de este escenario para reclutar y sembrar su ideología en mentes inocentes dispuestas a aprender y absorber todo del mundo que les rodea. Muchos jóvenes como Claudia terminan siendo reclutados de manera forzada para hacer parte de un universo en el que casi la totalidad de sus derechos son vulnerados, en donde están constantemente expuestos a situaciones que generan efectos muy difíciles de revertir.

Luego, en el proceso de reintegración a la vida civil, aparecen los retos de vivir una vida que ya olvidaron o nunca conocieron, y de hacerse un espacio en el cual puedan ser vistos más allá de su pasado; a pesar de haber sido preparados para dejar las armas, la sociedad no ha sido preparada para recibirlos. Son heridas individuales y colectivas que demoran en sanar, por eso es necesario que el país también se comprometa y le dé una oportunidad a las personas en proceso de reintegración, para que pueda surgir algo bello a partir de las piezas quebradas de su historia que también es nuestra.

A pesar de un destino trágico, hoy Claudia es una persona compasiva que ha decidido reconstruir su vida como ciudadana, trabajando honradamente, conviviendo con sus hijos y nietos y ayudando cuando puede a personas menos favorecidas. En los talleres de la Fundación Prolongar, ella encontró ese espacio en el cual pudo sentirse valorada, donde además logró contar una historia que ni siquiera su familia ha querido escuchar. De esta manera ha conseguido limpiar el terreno de su interior para dibujar en él, un nuevo universo personal.

*https://www.savethechildren.org.co/articulo/reclutamiento-de-ni%C3%B1os-ni%C3%B1as-y-adolescentes-un-delito-en-contra-la-ni%C3%B1ez-que-no-se-detiene

J a i r
Autora: Julia Serrano

Volver a comenzar, reinventarse para adaptarse nuevamente al mundo en libertad después de sufrir el trauma del secuestro.

“El cautiverio es muy difícil, no ves a tu familia, enfermas en la selva. Es un trauma, estás amarrado, esposado, no hay privacidad,” cuenta Jair, quien durante tres años tuvo que aferrarse a la fe y al deseo de estar con sus hijos, de conocer al segundo que nació durante su captura. Para atravesar el martirio del secuestro, una parte del cuerpo, la mente y el espíritu termina adaptándose. Jair afirma que los humanos somos de costumbres; se acostumbra a la guerra, a la privación de la libertad, al maltrato, a la soledad, al miedo, a condiciones precarias de alimentación y salud, a la selva con su humedad, sus insectos, sus sonidos, sus caminatas, a la dureza del piso que te recibe todas las noches. El problema es que cuando se acostumbra a todo esto, regresar a la vida en libertad puede ser tan traumático como el mismo secuestro. 

El estrés postraumático es una condición de discapacidad psicosocial muy difícil de superar aun con largas y frecuentes sesiones de tratamiento. Los síntomas pueden ser recuerdos intrusivos, evasión, cambios negativos en el pensamiento y en el estado de ánimo, y cambios en las reacciones emocionales y físicas«.* Mucho tiempo es necesario para disolver los recuerdos y comportamientos de supervivencia aprendidos durante el cautiverio, para deshacerse de ese estado defensivo, en alerta y temeroso.

Después de 17 años, Jair se ha ido acostumbrando a convivir con sus pesadillas, pues no las puede controlar, pero desde su ser consciente ha decidido elegir un camino de autoconocimiento y crecimiento personal que le proporciona paz y felicidad. Hoy no se cansa de agradecer a Dios por estar vivo y libre, por haberlo mantenido a salvo en repetidas ocasiones, “seguramente para cumplir algún propósito”. En el recorrido hacia su propia sanación, la Fundación Prolongar ha sido muy importante gracias al apoyo psicológico y emocional que recibió en «Arte para Reconstruir». También aprendió mucho de cada participante y sus valores; se dio cuenta de que no es el único que ha sufrido las consecuencias de la guerra: “Cuando estoy en los talleres siento que estoy en el lugar que debo estar, que Dios me escogió para estar acá.”

Jair desea que este aprendizaje pueda llegar a otros compañeros que han sufrido lo mismo para que puedan sanar los síntomas del estrés postraumático y vivir un presente en paz. Es posible que esa misión para la cual sigue con vida sea llevar el mensaje del perdón a otros afectados por el conflicto, que aunque están en libertad, no han podido soltarse de las cadenas del resentimiento, el dolor y el miedo. “Equivocarse es de humanos”, dice Jair, “todos cometemos errores y todos debemos ser perdonados. Odiar y sentir rencor solamente me hace daño a mí.”

*https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/post-traumatic-stress-disorder/symptoms-causes/syc-20355967

L u c e i r a

Autora: Julia Serrano

En la vida de Luceira comprendemos las consecuencias infinitas de un conflicto que no sabe cómo terminar y la inocencia necesaria para continuar viviendo sin hacer parte de él.

A pesar de la violencia, la soledad y el dolor en su vida, Luceira está sostenida en su interior por sólidas raíces que le traen la paz y la aceptación necesarias para enfrentar una realidad dura que se repite en las pequeñas historias del gran relato de su vida. Desde muy pequeña se vio expuesta a cosas impensables como el asesinato de su madre, el maltrato de su hermano, el desplazamiento forzado por el conflicto armado, constantes experiencias de acoso sexual y abuso; como si no fuera suficiente, luego perdió la vista y al mismo tiempo el apoyo y cariño de su familia. Después llega el desafío de aprender a moverse en la ciudad sin ver, sin saber dónde se está ni qué está pasando a su alrededor. Un destino atravesado por una serie de sucesos desafortunados que nos muestran cómo es vivir en un contexto donde la tragedia hace parte de la vida de la población, y aunque las cosas que ocurren superan cualquier novela de ficción, con el tiempo se empiezan a volver cotidianas.

Luceira ha tenido que transitar momentos muy retadores; perder la vista ha sido uno de los más fuertes.Tardó unos años en recuperar el ánimo y otros cuantos en aprender a ser independiente con esta condición. Hoy en día hace todo sola, salir a la calle, ir al médico, asistir a diferentes actividades, arreglar la casa, incluso cocinar. Gracias al programa de la Fundación Arcángeles pudo extender sus ramas interactuando con otras personas en situación de discapacidad; encontró una red de apoyo, practicó deportes y hasta ganó medallas de atletismo. Hoy día Luceira continúa viviendo con su esposo y sus dos hijas en Medellín. Siempre ha querido ser independiente económicamente y por eso sueña con volver a trabajar, pero se encuentra frecuentemente con obstáculos debido a su impedimento visual.

A través de un compañero fue llamada a participar en los talleres de Prolongar. Para ella significó encontrar un espacio donde la delicadeza y la humanidad le acogieron a tal punto que “no quería salir de allá”. Luceira siente que el proyecto «Arte para Reconstruir» fue el lugar donde recibió amor, afecto y cuidado.  A través de las vivencias pudo experimentar el perdón, la tranquilidad y aprendió a enfrentar los conflictos desde otro lugar, respirando, observando. También tuvo la oportunidad de compartirse a sí misma y su historia con muchas personas, nutriendo con su presencia ese bosque en el que cada uno es una pieza necesaria para algo más grande.

¿Qué tipo de persona hay que ser no solo para mantenerse en pie, sino con el corazón abierto, la expresión serena y la disposición para compartir su historia desde la inocencia y la honestidad? Luceira es como un árbol cuya esencia permanece intacta a pesar de los cambios de estación, las tormentas, las amenazas del exterior, dispuesto a recibir la visita de un pájaro o el calor reconfortante del sol.

L u i s
Autora: Julia Serrano

Es uno de los muchos campesinos afectados por las minas antipersonal, víctimas inocentes y frecuentes del conflicto bélico entre los diferentes actores armados.

La historia de Luis comienza como la historia de muchos campesinos que en Colombia se dedican a trabajar la tierra. Desde muy joven su padre le enseñó a él y a sus hermanos a conocer el monte y la manera de sacarle provecho. Algunas veces recibieron la visita de grupos guerrilleros que les dijeron que parecían ser muy aptos para unirse al movimiento, pero ellos ni siquiera sabían de qué movimiento estaban hablando esos hombres, solamente los veían llegar empapados de pies a cabeza y atendiendo llamados a cualquier hora del día o de la noche. Eso no era una opción atractiva para ellos y estaban satisfechos con su vida en el campo y la agricultura.

Pero un día como cualquier otro le cambia la vida a Luis por culpa de ese movimiento del que no sabía nada en su juventud. El conflicto armado deja cientos de civiles heridos cada año y las minas antipersonal son una de las principales causas. Entre el año 1990 hasta 2017, se contaron un total de 11.769 personas lesionadas, de las cuales 4.618 eran civiles*. Luis cuenta que en esos días en que perdió la pierna por la explosión supo de otros tres o cuatro campesinos víctimas de estos atentados por minas antipersonal, y que constantemente caían también animales del campo. Vivían en una zona de altísimo riesgo, pero ellos ni siquiera lo sabían, tuvieron que enterarse por la tragedia de la experiencia propia.

La prótesis le permite realizar la mayoría de las actividades de su rutina diaria, aunque a veces le incomoda; se le inflama y el dolor intenso le obliga a detenerse un momento para masajear la pierna o en los peores casos, a quedarse en casa y trabajar arrodillado. Sin embargo, Luis cuenta lo que le pasó como una cosa más de la vida; con la gracia de su sonrisa y la fuerza interior enfrenta una situación trágica sin sentimientos de rabia, sin rencores. Tal vez sea la tierra y sus ciclos la que enseña esa resiliencia y al mismo tiempo da la firmeza para vivir los cambios por más dolorosos que sean.

En los talleres con Prolongar tuvo la oportunidad de conocer las historias de otras personas, compartir la suya, hacer amigos y reconocer a través de la práctica del Kintsugi la fortaleza que le ayudó a reparar su caminar después del atentado. Siente gratitud por no haber muerto y alegría por los guerrilleros que se desmovilizan, que cambian para tener una vida mejor.

Aunque en la última década las minas antipersonal en territorio colombiano han disminuido, así como sus víctimas, se estima que en 2018 aún quedaban aproximadamente 46 millones de metros cuadrados contaminados, según reportes de Landmine Monitor**. Estas generalmente están en la selva y el monte donde viven y trabajan muchos campesinos cuya sencillez e inocencia se ven minadas por un conflicto que nada tiene que ver con ellos.

*fuente: http://www.accioncontraminas.gov.co/Paginas/AICMA.aspx

**fuente: http://www.the-monitor.org/en-gb/reports/2019/colombia/mine-action.aspx

S e r g i o
Autora: Julia Serrano

Nos demuestra con su vida que aunque sea difícil, nunca es imposible crear algo maravilloso a partir de los desafíos que se deben enfrentar.

Gracias a una sed insaciable de aprender, Sergio podría llenar una pared entera de diplomas que ha adquirido; como policía, en su vida anterior al ataque que lo dejó casi ciego, y después de recuperarse, con su nueva condición. La necesidad de superarse solo ha aumentado con el tiempo. Él reconoce que en la vida pasan cosas que nos afectan y es natural que vivamos emociones que fluctúan entre la tristeza, la depresión y la felicidad, pero siempre hay que seguir adelante.

En sus primeros años de policía entró en la contraguerrilla y tuvo que enfrentar desafíos fuertes como combates, desmovilizaciones, erradicación de cultivos de coca, presencia de minas antipersonal. Nunca imaginó que al hacer la transición a la policía comunitaria en zona urbana iba a convertirse en la víctima de una explosión activada a control remoto por la guerrilla. Así perdió la vista; pero según él, gracias a Dios, ganó la posibilidad de ver la vida de otra manera, para valorar cosas más importantes como la familia, el diálogo con una persona distinta, una palabra de aliento.

Sergio escogió el estudio como camino, porque “el estudio es una forma de vida, es un refugio para los problemas”. Aunque algunas instituciones le cerraron las puertas debido a su discapacidad, siempre ha encontrado en el camino personas que creen en él y lo apoyan. Tal como se lo propuso, logró graduarse de Derecho, comenzar Ciencia Política y hacer un diplomado en Conciliación. No se detiene en recuerdos ni rencores, y la rectitud y amor que han regido su vida,  además del cariño y apoyo de muchas personas en cada lugar que habita, le han permitido tener una conciencia tranquila.

La historia de Sergio ha estado llena de retos, pero escuchar su manera de contarla nos hace sentir que las cosas son simples, porque pase lo que pase depende de uno mismo reconocer en cada obstáculo una oportunidad para crecer personalmente. Eso es lo que él quiere: seguir creciendo, seguir aprendiendo. Y es seguro que con su ejemplo va a seguir tocando el corazón de otras personas.

Aunque al ser invitado no tenía muchas expectativas debido a experiencias pasadas, Sergio nos cuenta que en los talleres de la Fundación Prolongar aprendió a reconocer muchas cosas que no había visto en él mismo. Los talleres le permitieron superar dolores, y, sobretodo, mejorar su perspectiva de la vida al reconciliarse consigo mismo y al escuchar a otros que han vivido situaciones similares o peores. Encontró herramientas para manejar, expresar y sentir las emociones y para ayudar a su familia, que también ha sufrido a causa de las cicatrices internas. Durante un ejercicio de moldear se dio cuenta que “la vida se puede moldear como la arcilla”, y realmente Sergio ha rediseñado su vida como un artesano, utilizando los materiales que le han sido dados para crear la mejor pieza de arte posible. 

Encuentros Improbables

La exposición Encuentros Improbables es una apuesta por la reconciliación. Un espacio donde trascendiendo el discurso y la teoría, coincidieron tres poblaciones consideradas “adversarias” en las lógicas de la guerra civil: civiles, veteranos de la Fuerza Pública y personas en proceso de reintegración. Los protagonistas son personas con discapacidades visibles o invisibles a causa del conflicto armado, quienes sufrieron los hechos victimizantes de manera directa o indirecta.

Parados en la certidumbre de la posibilidad de cambio en los seres humanos, comenzamos preguntándonos por la relación entre transformación y reconciliación: ¿Quién se transforma? ¿Cómo es posible esa transformación? Desde allí, los encuentros que antes eran improbables comenzaron a hacerse posibles. A través de esta exploración, llegamos a un proceso de 3 etapas en las que hoy, usted, será protagonista y espectador(a).

SOY

TU & YO

PARTICIPANTES

Alirio Montes
Ana Tulia Orozco Gutiérrez
Anderson Montoya Echavarría
Andrés Felipe Echeverry Roldan
Andrés Felipe Guerra Bedoya
Angélica María Mejía Gallego
Argiro Piedrahita
Carlos Alberto Calle Zapata
Darly Hinestrosa Perea
Diego Herrera Días
Doney Asmed Álvarez Holguín
Doralba Granada Vélez
Doris de Jesús Puerta Rincón
Duberney Dávila Hernández
Elver Becerra Ramírez
Elvia Nora Gutiérrez Torres
Eulises Londoño Cardona

Gloria Amparo Urrego
Goymer Gutiérrez González
Gustavo Marín
Iván Rentería Pérez
Jaime Humberto Ortiz Castro
Jair Mosquera Lozano
Johan Alexis Montoya
John Fernando Garro Cartagena
Jorge Andrés Valencia Martínez
Jorge Luis Sequeda Mejía
José Joaquín García Guerrero
José Wilson Díaz Buitrago
Liliana Roldan
Lina Fiscal Cardona
Luceira García
Luis Eduardo Mazo Zapata
Mario Goéz Alcaraz

Martha Gómez Patiño
Martha Lucía García
Milena Zabala García
Milton César Giraldo Castro
Nelson Ferley López Londoño
Nirian Urango Pérez
Oscar Dario Arias Álvarez
Óscar Gutiérrez
Peter Johny Casas Grisales
Sandra Hena Vargas Zapata
Sergio Arango Guerra
Walter Alberto Betancur Zapata
Yerlin Estiven Jaramillo García
Yuly Miledys Cardona Gómez
Yussi Yulieth Rentería

EQUIPO FUNDACIÓN PROLONGAR

Adriana Cepeda
Directora audiovisual y productora
Ana María Tamayo
Asistente local
Andrés Casas
Consultor en monitoreo y evaluación
Angélica Nieto
Facilitadora y consultora en contenidos
Carolina Aristizábal
Voluntaria en evaluación
Catalina Santamaria
Asistente coordinadora de proyecto KAS
David Santiago Vallejo
Director de fotografía y camarógrafo
Federico Mejía
Asistente, fotógrafo y consultor en contenidos

José Roberto Jaramillo
Sonidista
Jorge Rodriguez
Producción museográfica
Juan Sebastián Díaz
Producción de campo
 Julia Serrano                                                  Escritora de historias de vida                         Julieta Florez
Diseñadora gráfica              
Manuela Ramirez
Voluntaria en evaluación
María Elisa Pinto
Coordinadora del proyecto, facilitadora y consultora en contenidos
María Fernanda Calderón
Diseñadora gráfica

María Reyes
Facilitadora y consultora en contenidos        Nathalie Mendez
Consultora en monitoreo y evaluación
Olga Alfonso
Coordinadora de proyecto KAS
Paula Ramirez
Facilitadora y diseño metodológico
Renata Serna
Coordinadora metodológica, facilitadora y consultora en contenidos
Sergio Forero
Director Agencia ELEMENTVM ®
Valentina Zuñiga Paipa
Voluntaria
Yesenia Rodriguez
Consultora Museografía

AGRADECIMIENTOS

ADESOVI
Agencia Colombiana para la Reincorporación y Normalización
Asociación Amigos con Calor Humano
Arcángeles
Biblioteca Pública La Floresta
Biblioteca Pública Piloto
Bracos Restaurante
COMFAMA
Cerámicas Renacer – El Carmen de Viboral
Hotel IBIS Medellín
Judy’s Langos
Junta de Acción Comunal La América
Laboratorio de la Felicidad

Fundación Konrad Adenauer
La Espátula
Museo Casa de la Memoria
Museo de Arte Moderno de Medellín
Oficina de Resiliencia de Medellín
Unidad para la Atención y Reparación de las Víctimas del Conflicto Armado
Universidad de Medellín
Universidad EAFIT
Un Nuevo Error
Comando Conjunto Estratégico de Transición del Comando General de las Fuerzas Militares
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