Autor: Federico Mejía, politólogo, antropólogo y consultor en monitoreo y evaluación de la Fundación Prolongar
Tras haber finalizado la primera fase de Arte Para Reconstruir, en el evento de lanzamiento del micro-sitio web del proyecto, Andrés*, una Persona en Proceso de Reintegración (en adelante PPR) que participó en el proyecto, pedía perdón a la audiencia como ex miembro de los paramilitares. Luego de un difícil proceso personal atravesado por la rabia, él reconocía y hacía pública su responsabilidad.
Si bien la mayoría de las personas en Colombia conciben la reconciliación como un proceso psicológico y político (Rettberg y Ugarriza, 2016), individual y social, no es fácil comprender aquello que logra atravesar la dimensión interior de las personas para manifestar su transformación en el colectivo. Quiero compartir entonces tres elementos que considero esenciales del proceso que vivió Andrés y que son útiles para entender cómo los actores responsables en la guerra –quienes a su vez pueden haber sido víctimas en otros momentos– consiguen iniciar transformaciones en su vida y ofrecer un acto de reconciliación a la sociedad; por ejemplo, un “perdón”.
1. Un momento para el dolor y la rabia
Si bien Andrés se reconocía como actor responsable en la guerra, su vida estaba marcada por el dolor y la rabia frente a los hechos que vivió en el pasado. Según Alderdice (2015), usualmente la reconciliación se concentra en medidas político-económicas que no abarcan los “asuntos inconclusos” de las personas y su transformación individual. Tras haber causado heridas profundas en los demás, el dolor propio de las personas PPR puede ser un gran “asunto inconcluso”.
Desde el comienzo de los talleres, Andrés compartía la impotencia que sentía frente a la ineficiencia del Estado, las injusticias que había atravesado durante su vida en el Urabá y las barreras que actualmente enfrenta como PPR. Inicialmente, fue fundamental recalcar que a pesar de las dificultades, podía cambiar la manera en que reaccionaba frente a las situaciones. Si bien las limitaciones eran reales, él estaba asentado en lo negativo y en la imposibilidad. Aún cuando no fue fácil contener sus reclamaciones y sentimientos, allí Andrés pudo expresar un dolor que no había sido acogido y que finalmente encontró un espacio seguro para ser liberado. Adicionalmente, dado que en nuestro trabajo no nos centramos en los hechos que las personas han cometido en el pasado, él no tuvo que justificar sus acciones y pudo sentirse aceptado y respetado.
Hacia el final de la etapa de sanación del trauma se comenzó a dar un cambio en su perspectiva. Recuerdo que usó el acto de mascar como una metáfora para referirse al procesamiento del pasado. Para él, así como al masticar algo se transforma y pierde su sabor, también los recuerdos y las memorias en algún punto dejan de doler. Con esta analogía, Andrés ha podido interiorizar lo siguiente: aunque lo sucedido no se olvida, la forma en que lo recordamos puede cambiar. Y así como el recuerdo cambia, también cambiamos nosotros con él.
2. Un momento para la empatía
“La empatía para reanimar una conversación sin vida.”
Marshal Rosenberg
Además de participar activamente en los 19 talleres del proyecto, Andrés fue elegido como único guía PPR de la experiencia museográfica Encuentros Improbables. En total, 10 personas se prepararon a través de sesiones de expresión corporal y comunicación para ser mediadores. Si bien sabíamos que transmitirían un mensaje de reconciliación a la sociedad, conectando su experiencia en Arte Para Reconstruir con una nueva audiencia, no esperábamos que esta fuera una clave para reforzar su agencia.
Durante tres itinerancias, con más de 600 visitantes, Andrés pudo expresar cómo él veía la reconciliación, enfocándose en sus recursos, su proceso y su reconciliación con las otras personas del proyecto. En respuesta a su labor de guía, Andrés recibió mensajes de empatía que tal vez no esperaba. En estos le recalcaban la valentía que tenía por haber decidido atravesar este proceso, lo instaban a perseverar y le daban a entender que en la sociedad encontraba soporte; fue un momento clave para entender qué había hecho y qué podía hacer de cara al futuro.
3. Un momento para ser escuchado
Finalmente, cuando Arte Para Reconstruir había terminado, Andrés hizo parte del conversatorio de lanzamiento de la página web del proyecto. Además de haber sido invitado por primera vez a un evento para promover la reconciliación, él se encontraba en un lugar que valoraba su testimonio como un aporte a la construcción de paz. Allí, por primera vez, pidió perdón públicamente y de manera voluntaria como ex miembro de los paramilitares: fue su forma de ofrecer algo a la sociedad y de decidir un camino diferente. Así, además de encontrar un lugar para el dolor y la empatía, quisiera destacar que él necesitó de una audiencia dispuesta a escucharlo, sin el objetivo de juzgar.
Como manifiesta Andrés, “cuando vos no encontrás obstáculos, ni estigmatismos, ni señalamientos de la sociedad, de las demás personas, pues eso también te ayuda a perdonarte a ti mismo y a sanar internamente”. En ocasiones, como sociedad, olvidamos que habitamos un escenario transicional que se encuentra lleno de tensiones y miedos, lo cual dificulta las posibilidades que tienen los actores responsables en la guerra para aceptar y remediar las acciones que han cometido. Por ello, aun cuando esperamos, legítimamente, que los excombatientes asuman su responsabilidad en promover la reconciliación, es necesario generar espacios seguros de diálogo, libres de las dinámicas de estigmatización y el antagonismo promovidos por el conflicto armado.
* Para proteger la identidad del participante PPR, el siguiente texto hace uso de un pseudónimo elegido a discreción del autor.
Referencias y bibliografía